MALAS COMPAÑÍAS

Dice hoy Muñoz Molina en su artículo babélico-sabatino:

Mientras tantos estábamos callados, o no nos enterábamos, el actor Guillermo Toledo eligió para sí mismo el papel que sin duda considerará más ilustre, el de insultar a un perseguido desde la cima de su privilegio, el de llamar traidor y terrorista a un pobre hombre que jamás pudo tener ni una fracción del bienestar ni de la libertad que el señor Toledo y los que le jalean disfrutan sin peligro. Yo pensaba que ser de izquierdas era estar a favor de la igualdad justiciera de los seres humanos, del derecho de cada uno a vivir soberanamente su vida. No imaginaba que duraría tanto la costumbre estalinista de injuriar a los perseguidos y a los asesinados.

A mí, la verdad, mucho más graves que las palabras de Guillermo Toledo, que simplemente me parecieron el autorretrato de un tontico de muy limitadas entendederas y muy pagado de sí mismo, me han parecido las reacciones desatadas en ese grupo de actores que con machacona tozudez se esfuerza por encajar sin fisuras en la caricatura que la derechona hace de él. Esa especie de manifiesto que sacaron sus amigos en el que se presentaba a Toledo como víctima de un linchamiento es absolutamente demencial.

Dejando al margen el abuso que se hace del sustantivo linchamiento (según la RAE, linchar es “ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un sospechoso o a un reo”, y creo que hay que estirar mucho el sentido figurado para aplicarlo por analogía a situaciones como esta), ¿estamos todos locos? Porque el caso que nos ocupa es bien sencillo. Habrá otras cuestiones que puedan suscitar matiz y controversia, pero un preso muerto en huelga de hambre es algo bien clarito que no admite segundas interpretaciones: Toledo se ha cubierto de mierda él solito. Si alguien quiere compartir con él la montaña de excrementos es libre de hacerlo, pero eso sólo hará que se amontonen más zurullos, no librarán a su amigo de su carga correspondiente, sino que recibirán ellos la suya propia.

Es curioso que el estalinismo haya resistido como actitud social en ciertos sectores privilegiados de Occidente -mucho más en Europa que en Estados Unidos-. Es un discurso monolítico que se apropia de la representación de “la izquierda”, y cualquier crítica o ataque contra él es sistemáticamente desactivado con el epíteto de “derechista”.

Vuelvo a Postguerra, de Tony Judt. Lean con atención, a ver si encuentran las siete diferencias, y presten atención a la negrita, que es mía:

Así pues, en un lado de la línea divisoria de la cultura europea estaban los comunistas y sus amigos y apólogos: los progresistas y “antifascistas”. En el otro, mucho más numeroso (fuera del bloque soviético) pero también claramente heterogéneo, estaban los anticomunistas. Dado que los anticomunistas cubrían toda la gama desde los trotskistas hasta los neofascistas, los críticos de la URSS a menudo se encontraban compartiendo una plataforma o una demanda con personas cuya política aborrecían. Estas nefastas alianzas constituían un blanco perfecto para la polémica soviética y a veces era difícil persuadir a los críticos liberales del comunismo para que expresaran sus opiniones en público por miedo a ser tachados de reaccionarios. Como Arthur Koestler explicó en 1948 ante un numeroso público en el Carnegie Hall, en Nueva York: “No puedes evitar que la gente tenga razón por motivos equivocados (…). Este temor a encontrarse en malas compañías no constituye una expresión de pureza política, sino de falta de confianza en uno mismo”.

Hace no mucho escribí aquí un par de ideas confusas al respecto, en un artículo que titulé Barricadas.

La frase de Koestler es demoledora: “No puedes evitar que la gente tenga razón por motivos equivocados”. El silogismo, desde el punto de vista de estos herederos -de palabra, no de obra- de Stalin es claro:

La derechona me critica.

Tú me criticas.

Luego, tú eres la derechona.

Razonamiento lógico impecable y tremendamente eficaz para conseguir tres objetivos: consolidar la cohesión grupal, mantener a raya a los adversarios naturales y desmontar la disidencia interna.

Yo también me callo muchas cosas para no dar pie a la ejecución de ese resorte lógico que te deja solo dos opciones: o darle la razón y buscar el calor de un nuevo hogar en otro grupo con idéntica estructura pero distintos discursos -véase esa extraña casa del rencor llena de ‘ex algo’ llamada UPyD- o quedarte solo en medio del páramo, apestado.

Pero aquí no tengo dudas: lo de Guillermo Toledo nos insulta a todos. Decir a estas alturas que hay huelguistas de hambre de primera y de segunda división, en función de si su protesta está dirigida contra Marruecos o contra Cuba, que hay oprimidos buenos y oprimidos malos que sólo quieren jodernos al resto con su situación oprimida es para mear y no echar gota.

Por eso, cada vez más, el único sitio donde me siento realmente a gusto es Amnistía Internacional, donde no se escuchan esas cosas. Acabaré limitándome a ellos. Si no existiera AI, no sé dónde iríamos la gente como yo.

Al campo a reeducarnos, supongo.

8 Respuestas a MALAS COMPAÑÍAS

  1. Emilio Aragón

    ¿Querías decir “AI” o “AIT”? Ahí. Hala.

  2. Ex-compañero de piso

    El silogismo está mal:

    (Sólo)La derechona me critica.

    Tú me criticas.

    Luego, tú eres la derechona.

    Así estaría bien.

  3. sergiodelmolino

    Tiés razón, Ex compañero, y cuando la tienes, te se da. Lo corregiré.

  4. ¿Cuántas huelgas de hambre hay en el mundo? ¿De todas nos preocupamos por igual? Lo que ocurre con Cuba me recuerda a los comics de Astérix. ¿Recuerdas la primera imagen? A la Galia se le aplica una enorme lupa a través de la cual se ven la viviendas de la pequeña aldea gala.
    Todo el mundo tiene a derecho a reivindicar lo que quiera a través de una huelga de hambre. Faltaría más. Pero eso no le da la razón al huelguista ni lo convierte en un buen recurso.
    ¿Sabías que en las cárceles francesas se suicidan ciento y pico personas cada año? La única respuesta que dio a las familias el gobierno de turno es que quien se quiere suicidar lo hace, y punto.
    Con Cuba pasa algo raro. Como dictadura es floja. No hay fusilamiento al amanecer, no hay fosas comunes. Y como democracia, no entra dentro de los parámetros de nuestro sistema representantivo chupil-lerendi.
    No sé si quieren linchar a Guillermo Toledo, pero desde luego utilizar los calificativos que has utilizado, apreciado Sergio, tampoco es el camino.
    Un saludo.

  5. sergiodelmolino

    Nacho: me da a mí que estás siendo un poco demagógico.

    No hablo de Cuba ni de Francia ni de Sri Lanka ni del depuesto sha de Persia. Hablo de unas declaraciones que me parecen de una bajeza moral bastante sucia. Hablo del respeto que pueden merecernos a algunos los muertos. Especialmente los muertos en una cárcel (otro día hablamos de cárceles, pero yo ya he expresado aquí y en otros lugares lo que pienso de los sistemas penitenciarios).

    Hablo de que no veo razón alguna por la que la familia de este hombre tenga que aguantar que un señorito de Madrid llame “terrorista” y “delincuente común” a su difunto. Hablo de este caso y de las reacciones que ha suscitado, de la paradoja de que el ofensor acabe siendo el ofendido. De que el difamador acabe sintiéndose víctima.

    Y no creo necesario que, cada vez que se hable de un caso concreto, haya que añadir una coletilla recordando todas las miserias del ancho mundo ni jurar una bandera u otra. ¿O es que antes de opinar tengo que hacer una disertación de geopolítica o exhibir unas credenciales ideológicas para que mi opinión pueda ser considerada digna?

  6. Ex-compañero de piso

    Esta gente siempre hace igual.

    A ver compadre, que haya asesinos violadores reincidentes en la cárcel no hacen menos hijoputas a los que pegan a sus mujeres. Se entiende perfectamente, no?

    Willy, eres un cagalitroso!

  7. Analizar el trasfondo de las cosas tampoco significa alinearse con nada ni hacer demagogia.
    Guillermo Toledo se equivocó y ha pedido disculpas (que todo hay que contarlo). Eso no significa que haya que crucificarlo ni que todo lo que salga por su boca sean falacias. De hecho, salvo la disculpada falta de respeto a la familia del cubano, lo demás lo firmo.

  8. Ex-compañero de piso

    Ese es el problema, que el que cree que analiza no lo hace y además firma las pendejadas de un señor que vive en el primer mundo capitalista mientras ríe las gracias de una dictadura rancia y casposa como la de España 39-77.

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