UN SEÑOR DE PROVINCIAS

Mecagüen Elvira Lindo y los oscuros designios de la promoción literaria (ajá, como he empezado defecando sobre ilustre nombre, van a seguir leyendo por si la mierda llega al río, ¿verdad? Les conozco mejor que Pedro Piqueras y Jorge Javier Vázquez juntos). Resulta que hace años, servidor descubrió una editorial de Logroño. La editorial de Logroño, que quién iba a imaginar que en Logroño gastaban de esas cosas (he empleado el indeterminado una editorial de Logroño, como si pudiera haber más de una). Recibo sus libros, me hace tilín su nombre, Pepitas de Calabaza, y su aire transgresor y desgreñado, me pongo a escribir de sus novedades mucho antes de que la gente se enterase de que en Logroño había una editorial, y entablo una cierta relación epistolar con el editor, Julián Lacalle. Es más, me harto de recomendar sus libros por ahí y de explicar a mis amistades y conocidos que, aunque la editorial es de Logroño, sus libros no huelen a lentejas riojanas ni a sobaco de viticultor ni se regalan con bonos de rutas de enoturismo. Total, que me monto un apostolado en condiciones, y en cuanto me doy la vuelta, va Elvira Lindo y se atribuye el mérito de descubrir al mejor autor (vivo y español) que ha publicado esa editorial.

No hay derecho, yo quería seguir predicando en el desierto monegrino un rato más.

¿Cómo es posible que Elvira Lindo supiera de la existencia de Manuel Jabois antes que yo? Me la han hecho gorda, pero ya no me despisto más.

En fin, llego tarde, ya todo el mundo se ha enamorado de Manuel Jabois y no he sido yo quien lo ha traído a la fiesta. Me tendré que conformar con rabiar desde la calle, ya que el portero no encuentra mi nombre en la lista.

Manuel Jabois es un periodista gallego y escribe columnas en el Diario de Pontevedra y en El Progreso. Ser gallego y escribir en la prensa dejó de molar el día que descubrimos que Manuel Rivas era un peñazo mayúsculo y que Cela estaba dispuesto a gasear a pedos Estocolmo hasta que se rindieran y le dieran el Nobel. Pero Jabois nos mola porque es un gallego que escribe desde Galicia y, como el título de su libro indica, no siente la menor ansiedad por probar fortuna en la capital. Y a mí, que un señor que junta letras desde una lejana provincia que muchos escolares y no pocos licenciados universitarios no sabrían situar en un mapa reparta sopas con honda a tanto columnista postmoderno de barbilla enhiesta y coderas Paul Smith, me pone.

Ya quisieran muchos popes del periodismo patrio que presumen de haber visto mundos más allá de Orión escribir algo que pueda no ya hacer sombra, sino medirse sin dar vergüenza con cualquiera de los artículos que se recogen en este volumen. Hay quien recorre todo el mundo sin enterarse de nada de lo que pasa en él y vuelve a casa tan paleto como salió, y hay quien, sin salir de su barrio, es capaz de enseñar el mundo entero en tres párrafos. Jabois pertenece a esta última estirpe, que engaña con su falsa modestia y su aire de mosquita muerta provinciana, pero a la que te descuidas te montan una obra maestra de la literatura, los muy cabrones.

Irse a Madrid no es una obra maestra, pero hacía mucho tiempo que no descubría a un articulista que me gustara tanto. Sólo lamento que escriba en papeles gallegos porque no se venden en el kiosco de mi barrio, que si los vendieran, me gastaba los dos euros y pico que cuesten sólo por leerle en papel. Y les confieso, aquí entre nosotros, que me estoy quitando de comprar periódicos en papel, pero si me ponen a un par de tipos como Jabois firmando a diario, vuelvo al vicio de cabeza. Por suerte, no va a suceder, porque los becarios postmodernos no sólo no escriben como Jabois, sino que tienen la competencia lingüística de un orzuelo de Mourinho.

Como todas las compilaciones, Irse a Madrid también tiene sus picos y sus valles. No es que flojee en algunas piezas, es que brilla más en unos registros que en otros. Cuando ataca la actualidad política o escribe de temas periodísticos con ánimo de columnista —es decir, cuando opina—, está simplemente correcto. Pero cuando narra sus días y construye pequeños cuentos sobre la nada cotidiana de una noche cualquiera en la puta ciudad de Pontevedra en la que se puso ciego de porros y esas cosas, emerge un escritor que sabe ser sobrio y absurdo, con un sentido del humor de los que ya apenas se ven y que trabaja el castellano con una ductilidad, una riqueza léxica y una aparente sencillez, que a veces dan ganas de aplaudir. Lo malo es que se te cae el libro si te arrancas con una ovación.

No hay tema ni aldea pequeña para el escritor de verdad, que es el que escribe porque no puede hacer otra cosa que escribir y que, como dice Jabois, si no le dejan hacerlo en los periódicos, lo hará en las paredes de los edificios o allí donde pueda encontrar un público, le paguen o no.

He aquí algo así como su poética periodística, contenida en una crónica de una visita a una cárcel para participar en un programa de radio:

Yo dije que cada vez me interesaba opinar menos, pero que bien es verdad que hay días en que la columna ha de rellenarse sí o sí, y no siempre hay historias en el armario o asuntos triviales de los que ocuparse, y se pone uno de repente a salvar el mundo. También que en este país los columnistas están en los diarios compitiendo para ver quién se toma más en serio y hasta los viñetistas se las dan de trascendentes. Que no hay humor, vamos, y el que hay es humor inteligente hasta el elitismo, indetectable para el pueblo, como esos codazos estúpidos que se dan los intelectuales en las cenas con una gracia sobre Plinio el Viejo (…). Por lo demás, suelen vaciarse las columnas como se vacía el saco de pienso en las granjas industriales, y la gente va al periódico con la sagrada misión de convencerse, no de informarse.

A mí me encanta Jabois cuando se pone bruto, cuando dice que echa de menos su aldea, que de ella sacaba sus mejores historias, y cuando escribe casi una oda a los culos de las chicas de Vigo, cincelados por las duras cuestas de la ciudad. A veces, en su registro más íntimo, me recuerda a otro autor gallego, esta vez coruñés, Celso Castro, que también habla mucho de adolescencias, drogas y mete-saca. Será que Galicia entera es un adolescente drogado que está todo el día follando. O eso nos quieren hacer creer, y que por eso no se van a Madrid, porque la emigración es cosa de ancianos y se está tan a gusto en Pontevedra dándole al porro y tocando tetas de divinas niñas viguesas, todas de ojos claritos y pelo rubio.

Pero seguro que cuando yo vaya a Vigo sólo veré culos gordos, porque no sé mirar tan bien como mira Jabois.

12 Respuestas a UN SEÑOR DE PROVINCIAS

  1. Pues sí, un pedazo de escritor. Yo solo lo conozco como columnista gracias a “Apuntes en sucio” su colaboración digital con El Mundo. Siempre está a la altura con una forma de ver las cosas muy personal y una calidad de escritura al alcance de pocos

  2. No conozco nada del periodista escritor señor Jabois, tampoco he leído nada de su mano, pero la descripción que haces, parece un vivo retrato de su persona…ese Jabois,,,no serás tú. Escribo ésto por que parece una definición de estilo, que bien encuentro en tus escritos.
    Me interesa Galicia, éste pasado Julio, tuve la suerte de viajar a Pontevedra, me encantó, el tamaño de la ciudad, la grata disposición de sus gentes, las calles comerciales peatonales, sus tascas en callejuelas estrechas, la calidad del tapeo y los precios, hacía un día estupendo, sol y temperatura suave, pero lo mejor…visité una celda de convento en la C/. Sor Lucía, 3, donde me habían facilitado la entrada en cita por teléfono días antes, me lo dijeron unas personas que colaboran con Cáritas de Zaragoza y a pesar de ser un cuerpo pecador me arrodillé en la celda, según la Iglesia Católica, allí fué donde se presentó La Virgen a la última de los niños de Fátima, a Lucía que estaba recluida en este convento, ocurrió el 12 de Diciembre de 1.925 y allí me presenté. Al sentarme recé por mi hermana, Ana de 50 años a la cual le apareció “una previsible larga enfermedad”. En un correo anterior te comunicaba nuestra preocupación, los analísis eran lo mas decepcionantes, la médula toda afectada y con muy malas perspectivas, su tratamiento en el Miguel Servet, sesiones y sesiones de hasta 9 horas con transfusiones, ahora está bien, los últimos análisis incluidos los de la médula, han salido limpios, van a realizarle unas extracciones y llevarlas a Pamplona, donde con las cuales le prepararán unas vacunas para una, no esperada pero posible recaída… el día 19 ha solicitado regresar a trabajar, está muy animada y nosotros, imaginaté, no me he atrevido a contarle de mi visita a Pontevedra, tal vez algún día lo haga, pero me da corte. Pontevedra me gustó.
    Vigo para nada, la zona de La Piedra un agobio de ofrecimientos, unas ostras carísimas, parecía un mercado para “alemanes”, ya sabes…por disponibilidad y por la falta de pillería, al volver la calle…miles de bolsos de imitación, perfumes, tabaco, cámaras falsas de fotografía, una exibición multicultural de la picardía y el engaño…total una desgracia para la ciudad y salí corriendo hacia Combarro, Sanchencho (¡) y O´Grove.
    Perdona la extensión, pero has mentado Galicia y me sale ésto.
    Un afectuoso saludo, y como te escribí…Estás en forma.

  3. Muy buena entrada Sergio , tendremos al señor Jabois en cuenta…

  4. Gracias por su apunte… lo buscaré… ojala se merezca una décima parte de sus elogios… Qué pena que me caiga tan lejos… Lo que daría por un pdf de esos perdidos (digo yo)…

    saludos…

    Pau Llanes, en mi madrugada, bajo el volcán…

  5. Esta noticia no la ha redactado Manuel Jabois:

    Nuevas vías para la entrada de heroína en España. El consumo de cocaína se ha consolidado y la ingesta de heroína ha repuntado por las nuevas vías de transporte desde Turquía y Afganistán. Son algunas de las conclusiones de un informe presentado hoy en el Congreso (Efe).

    ¡Ahora la heroína se come o se bebe! Lo que no inventemos en España…

  6. E pousa pousa pousa e non me toques naquela cousa.
    E pousa pousa axiña e non me toques naquela cousiña.
    Galicia calidade e retranca chea de erotismo.
    Ben polos galegos!

  7. Por lo q cuentas, es como sus señorías Siniestro Total en papel. Habrá q leerlo…

  8. Y ahora, a parecerme. Muchas gracias, Sergio. Me ha encantado, pero eso, que me encante a mí, no tiene mérito. Abrazo.

  9. Ummm y qué elástico, y parece que se clava en la piel. Ya no habrá vuelta atrás.
    PD: este no se cansa.

  10. Pingback: ‘Irse a Madrid’ de Manuel Jabois « La Critipedia

  11. Pingback: ONCE LIBROS DE DOS MIL ONCE | El Blog de Sergio del Molino

  12. Antonio Lijó González

    Lo siento Sergio, quien descubrio a Jabois, fui yo.

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