ADIÓS, PIRINEOS; SALUT, PYRÉNÉES

Pues nada, está decidido. Conmigo que no cuenten. Si puedo, no vuelvo a pisar el Pirineo aragonés. Para ver autovías y ristras de adosados me voy a las afueras de mi ciudad. O a Leganés. O al barrio ese que sale en Callejeros.

Supongo que cuando todo este infierno de mierda en el que vivo se acabe tendré que cumplir mi obligación paterna de llevar a mi chico a que conozca el verde. No hablo de iniciarle en las artes meretrices, como los padres de antaño, sino de enseñarle cómo era el mundo antes de las ciudades: que vea vacas, que se manche en el barro, que sienta el agua fresca de un río, que se caiga intentando trepar a un árbol… Esas cosas que hacen los padres con sus hijos, vaya.

Para cuando llegara ese momento tenía pensado llevarle al Pirineo, que queda cerca de casa. Y, efectivamente, eso haré, pero iremos al Pirineo francés, donde, además, podremos comer unos croissants excelsos.

Si los planes de demolición siguen como hasta ahora, cuando a Pablo le llegue la edad de trotar por el campo, a este lado del Pirineo sólo van a quedar chalets pareados, estaciones de esquí y autopistas que vayan de los chalets pareados a las estaciones de esquí. Los propietarios de los terrenos y los bonachones y orondos montañeses estarán felicísimos con su desarrollo y sus infraestructuras. Mirarán sus valles alicatados y se frotarán las manos de gusto. No digo yo que no. Pero conmigo que no cuenten.

También les auguro una grata conducción por autopistas de montaña rectas, con túneles y viaductos que salven las enojosas montañas. Que lo disfruten con salud, pero sin mí y sin mi familia. Que les aproveche y que les saquen mucho dinerito a las manadas de esquiadores que les llegan cada fin de semana y que les hagan muchos parkings muy amplios para aparcar sus amplios coches donde sientan sus amplios culos. Que lo gocen, de verdad, y que vivan muchos años de abundancia y que se compren muchas Play Stations y que den trabajo a muchos ciudadanos rumanos y que nos saquen a todos de la crisis económica y que les abran una reluciente sucursal del Santander en cada esquina.

Que les vaya bonito, porque, por unos pocos minutos más de viaje, mi hijo podrá conocer un entorno rural cuyos habitantes no están obsesionados por alicatar los valles. Cuyos habitantes —energúmenos gabachos, labriegos atrasados que no entienden el imperativo del progreso— incluso se oponen a que se horaden sus montes con nuevos túneles, que protestan contra la construcción de nuevas carreteras, que no quieren que los trenes de alta velocidad pasen junto a sus casas.

Habitantes que han conservado su modo de vida tradicional sin convertir sus pueblos en tenderetes para turistas. Gentes que siguen criando vacas y produciendo algunos de los más excelsos quesos de Francia (sí, queridos amigos aragoneses: los pueblos del otro lado de la raya producen catorce variedades de queso de vaca y de oveja, incluidos los de la prestigiosa appelation d’origine contrôllée Ossau Iraty, una de los más apreciadas de toda Francia. ¿Alguien puede citarme un queso pirenaico aragonés equivalente? Uno solo, por favor). Quesos que se venden luego en mercados populares que sostienen una economía de fuerte base ganadera. Gentes que saben que para conservar su modo de vida deben mantener ese presunto progreso a raya. Gentes que promueven un turismo tranquilo vinculado a los muchos kilómetros cuadrados de parque nacional y de espacios protegidos que tienen.

Porque Francia no ha despoblado sus pueblos. Francia no ha fomentado un éxodo rural, no ha desplazado poblaciones enteras por el hambre o los pantanos, no ha tenido gobiernos que estrangulasen la economía rural y obligasen a todos los campesinos a proletarizarse. Y eso se manifiesta en una cultura orgullosa —quizá ridículamente orgullosa de su rusticidad—, viva, que no está dispuesta a cambiar su dignidad por un puñado de euros ni por un par de miles de esquiadores.

Es fácil verlo. Crucen la frontera y echen un vistazo a cómo tienen los franceses su Pirineo y cómo lo tienen los aragoneses. Un paseo basta para apreciar las muchas más que siete diferencias.

Al cruzar el Somport hay quien murmura: qué barbaridad, la carretera de tres carriles se convierte en una carreterita de montaña. Qué cabrones estos gabachos.

Y hay quien murmura: qué maravilla, la carretera de tres carriles se convierte en una carreterita de montaña. Qué sabios estos franceses.

Mi hijo no irá a los Pirineos, irá a les Pyrénées.

Venga, y ahora se abre la veda para que me digan que si soy un urbanita que está en contra de que las gentes de los pueblos se busquen las habichuelas y blablablá. Si la única alternativa para seguir viviendo en un lugar es destruirlo —extremo que me resisto a creer y que está lejos de ser un axioma—, ¿no sería preferible abandonarlo?

5 respuestas a ADIÓS, PIRINEOS; SALUT, PYRÉNÉES

  1. Ya sabes, Sergio, que “This is Spain”. Estoy completamente de acuerdo contigo. ¿Por qué siempre la misma sandez? ¿Por qué tanto afán de destrucción de lo que no se corresponde con nuestra visión del mundo, con nuestros intereses y preferencias? ¿Qué tiene de malo el campo, la ciudad, nuestra “cultura” occidental o la oriental, por ejemplo?
    Para mí, el problema de fondo sigue siendo el mismo: tendemos a destruir o a apartar todo aquello -incluídas las verdades- que no se corresponden con nuestras ideas e intereses; porque lo vemos como un peligro a la hora de mantener nuestras impresiones y costumbres. Somos ridículos -todos los humanos- y por eso nunca avanzamos realmente, siempre dando tumbos y destruyendo lo que nos parece intimidar.
    Pero además ya sabes que esto es España: aquí funciona mucho la tontería -y solo espero que nadie se sienta ofendido por esto- y por un puñado de esquiadores repeinados son capaces de lo que sea.
    Tienes toda la razón: al menos, los vecinos franceses se sienten a gusto con lo que son, con su tradición, honrándola y protegiéndola. A este paso aún nos tendremos que ir todos a Francia, “aux Pyrénés”.
    Pero vamos, que el problema no es aragonés, sino español. De todos.

  2. soy super fan te tu blog, me diviertes mucho y comparto contigo el 90% de criterios literarios,etc. (tanto es asi que mi mujer se burlaba de mi) pero ya me di cuenta del rollo ecologista ciudadano cuando criticaste a muerte gran scala. Soy de los monegros, vivo en Zaragoza, y los monegros SE MUEREN. La gente quiere vivir el progreso, no os engañeis los que no renunciais a vivir en una ciudad. Lo de pretender que alguien te guarde el decorado para ir cuando quieras no vale. No vale criticar a los que se quedan. La gente ya puede vivir economicamente en los pueblos y si se va es porque quiere ese progreso que denostas…
    Totalmente de acuerdo en limitar la construccion sin estilo y desaforada pero no las estaciones de esqui ni sobre todo las autopistas y comunicaciones…

  3. Si te sirve de consuelo, seguro que no, ya querría el Pirineo Catalán llorar con los ojos del Aragonés. Conste que no quiero quitar protagonismo a tu excelente escrito, todo lo contrario.
    Una vez más, lo has bordao.
    A todo eso que comentas y refiriéndome al Pirineo Catalán, añadiría las multiactividades que traspasan las épocas nevadas, hablamos del Parque Temático, el gran Parque Temático que es la cordillera. Contrariamente a lo que sucede en el otro lado, en Gabachiland, donde cuentan con D.O. de absolutamente todo y haciendo referencia a los quesos de los que hablas, en Francia hay un queso con D.O. para cada día del año –incluido los bisiestos- pues, en nuestro pirineo, hay una actividad, para cada día del año. Deportes de aventura, todos, todos los habidos y por haber. ¿Quién no recuerda al pastor del siglo pasado practicando el rafting en las aguas del Noguera Pallaresa? vuelos en globo ¿Quién no recuerda a los antiguos estraperlistas utilizando ese medio de transporte? Rutas en BTT (antes bicicross) rutas de trek (antes excursionismo) perfectamente marcadas, con itinerarios, refugios a precio de hotel, restaurantes y maquinas expendedoras. Aún me tiro de los pelos cuándo recuerdo mi última y cuando digo última, me refiero a la que será la última, al Valle de Ordesa, capitaneada por esa Torla, esa Torla…
    Otra actividad, la recogida de setas, en Catalunya, una vez más y haciéndonos pioneros de las mil y una gilipolleces varias, multan a los vendedores de niscalos que lo hacen de forma ambulante, con multas, que resultarían impagables incluso vendiendo el 4×4 con el que ávido buscador ha subido a una pleta, con el único propósito de poder comer esa semana.
    Estaciones de esquí, sin nieve, pero estaciones de esquí, es indiferente, la fabricamos. Todo es posible, todo es fantástico.
    Especuladores con nombre y apellidos pululan por los valles. Adosados en la Cerdanya, de diseño, como casi todo en esta Calalunya, que poco a poco sucumbe en su propio diseño. Construcciones para pijos de la ciudad a 6000 (seis mil) euros el metro cuadrado, infraestructuras para que esos pijos lleguen a su refugio sanos y salvos y en muy poco tiempo, el mínimo. Restaurantes que abastecen esas bocas ávidas de naturaleza, restaurantes claro está con estrellas Michelin, SPA aguas termales, donde nunca las hubo, es lo mismo, la fabricamos, todo es posible, todo es mentira.
    En fin, una puta mierda, un mierdon vamos. Eso sí, no encontraras una sola de esas mierdas de vaca en ninguno de esos reductos, todas deben estar en Francia, ordeñadas para crear quesos con D.O., aquí es mejor comprarlos en el otro lado, somos así de gauis.
    Para acabarlo de arreglar, en medio de esa debacle y a modo de frontera entre ambos Pirineos (el maño y el catalán), un país, ni chicha, ni limoná, un país que reúne lo peor de ambos lados, ahí la balanza está equilibrada, donde a modo de clásica peregrinación, cada puente de la Purísima, la gente hace decenas y decenas de kilómetros para entrar y comprar quesos de oferta que llenarán las mesas Navideñas, sin D.O ¿que más da? lo importante es el precio y la lata de mantequilla que va de regalo.
    Tienes razón, que tu hijo conozca el otro lado o en su caso, puedes enseñarle fotos del siglo pasado.
    Eso si y debes reconocerlo, los Gendarmes del otro lado, no lucen tricornio.
    Me ha gustado mucho tu artículo, felicidades una vez más.

  4. Kike Bun Bury

    El éxodo de los 60 y 70 despobló la montaña (“Mermelada de moras”, de La Ronda de Boltaña). Los cuatro que quedaron se hicieron los amos de todo, que en este siglo se han hecho de oro vendiendo los terruños, a pesar del montañes “si vendello, perdello”. Todo el mundo quiere vivir como en la capital, a costa de lo que sea, la culpa no es solo de los pijos almendrones. Te lo dice un almendron montañes.

  5. Hola saludos, soy aunque a decir verdad pondre que he sido un asiduo al pirineo, pero eso si en vacaciones, dias libres y escapadas mas o menos largas. Se de lo que estan haciendo con sus valles y se a ciencia cierta que seguro lo haran con las montañas. Pero tambien se de la necesidad que todos tenemos por esos avances que siempre nos molestan en nuestros lugares favoritos, me refiero a las autopistas. Pero cuando nos desplazamos a las playas , que son las zonas favoritas de otros y que quieren tener virgenes, deseamos llegar rapido y hasta la misma arena
    saludos

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