INSULTOS

No sé si alguien ha leído la carta en la que Álvarez Cascos dice lloriqueando que se pira del PP. Yo sí, porque me va lo abyecto —una vez me vi entero un episodio de Hostal Royal Manzanares y ni siquiera aparté la vista cuando Lina Morgan cruzó y descruzó las piernas—, y he descubierto los graves insultos que han llevado a este pobre hombre la trágica decisión de echarse al monte (aunque eso, en Asturias, tenga poco mérito; allí lo suyo sería echarse al llano).

Dice el agraviadísimo caballero que sus enemigos le han llamado “galáctico”, “sexagenario” y “terrorista callejero”.

No.

Pardiez, qué lenguas tienen algunos.

Qué forma de insultar. Ni Forges lo haría mejor.

Y ojo, que esos son los insultos más graves. La cima de una montaña de agravios y de alusiones espantosas. Qué horror habrá vivido este pobre hombre.

Yo también estoy indignado. ¿Qué fue de nuestro castizo hijo de puta, de nuestro versátil cabrón o de nuestro ya políticamente incorrecto maricón, con toda su rica gama de sufijos aumentativos? ¿Es que los asturianos ya no saben insultar? ¿Hemos perdido el hábito los españoles, nos hemos vuelto europeos?

A mí, si me insultan, que me insulten bien. El insulto ha de ser directo y soez o no ser. No existe el insulto inteligente: si requiere relectura e interpretación, no es insulto, es un subterfugio para cobardes que no quieren que el insultado les parta la cara. El insulto ha de comprenderse de inmediato en toda su intensidad y extensión, sin matices ni dobles sentidos. La ofensa debe ser directa, sin filtrar, sin que el ofendido tenga que arrancar un proceso mental para comprender el alcance de la ofensa.

Por eso, en materia de insultos, lo clásico es lo eficaz. La innovación funciona mal y se acaba pareciendo a esos poemillas que se intercambiaban Quevedo y Góngora: un coñazo. La burla intelectual no es un insulto porque los jueguecitos lingüísticos no funcionan como sustitutos del estacazo en la cabeza. Y, el insulto, sí. El insulto es una agresión verbal, es violencia pura.

Recuerden lo que decían en La Hora Chanante: “Hijo de puta, hay que decirlo más”:
La hora chanante – Hijo de Puta xdang3rx
Cargado por xdang3rx. – Ver más videos de comedia.

Yo, desde que vivo en este lado del dolor, camino lleno de rabia (como decía la canción de Kortatu: “Odio a todo el mundo, estoy lleno de mezquindad y rezo por que llegue una guerra nuclear”) y soy partidario de la forma más castiza y pura del insulto para sacar esa rabia. Ni meditación zen ni deporte adrenalítico: sé que sólo me calmará este escozor encararme con un gilipollas. Hay días en que los busco, en que casi deseo que alguien me dé una mala contestación, en cruzarme en Correos con un funcionario agrio y maleducado. Hay días en que ansío toparme con un imbécil —como ya no tengo jefes, esa opción tan recurrente y tan peligrosa ya no la contemplo—, con el típico impertinente, con el típico chulo bocazas. Y que ese imbécil, que ese impertinente, que ese chulo bocazas pague injustamente por todo lo que llevo dentro. Me revolvería y le cubriría de insultos, pero de insultos de verdad, bien gritados desde mis 1,87 metros de altura y mis sobrados 95 kilos de peso, con toda la potencia de mi voz, hasta que el miserable inoportuno se achique y llore.

Ha habido algún candidato. Me llegaron rumores hace tiempo de que un trepilla iletrado iba insinuando no sé qué cosas de mí. Y pensé: qué bien, un pelele que se postula a sparring. Cuando uno busca unas solapas que agarrar, aparece un listillo ofreciendo las de su americana. Y deseé cruzármelo por la calle un día y obligarle a que me dijera a la cara lo que fuera que difundía por ahí. Por suerte para él, no nos hemos encontrado.

Ni a él ni a ningún otro. Parece que se esconden cuando los necesitas, parece que intuyen que no vas a aguantar con educación sus impertinencias. Quizá perciben la terribilità con la que andamos los padres dolidos y se guardan su bilis para otra víctima indefensa.

Mejor para ellos. Aléjense de esta mala bestia cargada de dolor.

Si les encuentro, que sepan que yo no les llamaría “galáctico”, “sexagenario” ni “terrorista callejero”. Yo no soy del PP de Asturias. Yo soy educado, cortés y sonriente. También tranquilo y conciliador, rara vez se me ha visto perder los nervios, soy un tipo muy sereno. Pero me crié en un barrio entre máquinas de recreativo y talegos de costo y sé lo que hay que gritar cuando entran ganas de gritar.

Una respuesta a INSULTOS

  1. Bueno, bueno, yo ya te felicito antes de leerte, que estoy de ronda bloguera…
    Besos!

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