Qué tranquilo me he quedado después del anuncio de que la OTAN va a poner en marcha un escudo antimisiles para los miembros europeos de la organización, y que España, con la base de Rota, va a participar a tutiplén.
Menos mal que se ha llegado a un acuerdo, porque en mi barrio estábamos hartitos de recibir ataques con misiles. Mi peluquero ya no encuentra compañía que le asegure el local, de tantos Tomahawk que han impactado contra su escaparate en el último año, y los servicios de limpieza municipales están asqueados de tener que rascar la acera para quitar los restos humanos cada vez que cae una lluvia de misiles inteligentes y convierten en tortilla a los abuelos que toman el sol en la plaza. El único comerciante que está contento con la situación es el dueño de la ortopedia, que se ha puesto las botas de vender piernas y sillas de ruedas para los muchos mutilados del barrio.
Es de agradecer que la OTAN atienda al fin una demanda básica de los ciudadanos europeos. No podía ser que todos los días nos bombardeasen con misiles y nadie diseñara un escudo en condiciones. Era una vergüenza que tuviéramos que fabricárnoslos nosotros mismos con contrachapado. Y en invierno, pase, pero caminar en verano con la plancha de metal sobre la cabeza cual doméstico escudo antimisiles era bastante latoso.
Además, según dice Zapatero, esto del escudo antimisiles también va a dar mucho trabajo y va a dejar muchas perras en Cádiz y alrededores. Que un montón de empresas se van a forrar contratando con los americanos, que son buenos pagadores y no racanean con la propina, y una caterva de mendrugos que no ha terminado la efepé va a encontrar un curro como los de antes de la crisis, para que vuelva a hipotecarse por triplicado y a comprarse un Audi, que hay que ayudar también a los de Audi, pobrecicos míos.
Lo que no ha contado Zapatero —se le habrá olvidado o no lo sabrá, porque digo yo que los periodistas, tan incisivos ellos, no habrán dejado de preguntárselo— es cuánto va a costar exactamente la cosa antimisiles esa. Porque no nos gustaría que le desequilibrara el balance y le aumentara el déficit, ahora que ha reformado la Consti para no rebasarlo. Aunque a lo mejor sólo está mal rebasarlo si es para comprar camas nuevas de hospital y construir colegios, pero si el dinero se gasta en los imprescindibles y muy beneficiosos escudos antimisiles, hay bula.
Por lo que sabemos, en Estados Unidos renunciaron hace unos años a montar un escudo parecido porque era muy pero que muy caro. Unos 20.000 millones de dólares o así, una cantidad que en España serviría para financiar dos veces la deuda del sector sanitario, y aún sobrarían unos eurillos para reformar un par de quirófanos viejunos y pagar las nóminas de unos cuantos doctores y enfermeros.
Pero no hagamos demagogia barata, no les agüemos la fiesta en vísperas del 12 de octubre. No vaya a ser que desfilen cabizbajos y sintiéndose derrochadores, cuando todos estamos encantados de financiar este sublime ejército que tan bien nos protege de nuestros procelosos enemigos y que también sabe rescatar gatitos que se quedan atrapados en los árboles y apagar fuegos forestales. ¿Para qué queremos médicos si nadie nos va a hacer daño, si los militares nos protegen contra todo mal? Necesitaríamos médicos si los misiles siguieran cayendo impunemente sobre nuestras calles, pero con ese escudo tan maravilloso ya no sufriremos más heridas de misil y no tendremos por qué visitar nunca más la consulta de un doctor. Más militares y menos matasanos, sí señor.
Qué tranquilo voy a dormir esta noche sabiendo que los misiles que apuntan a mi barrio van a rebotar en el escudo. Chinchaos, bárbaros enemigos de Occidente: rebota, rebota y en tu culo explota.
A ver cuándo construyen también un escudo antialienígenas, antichupacabras y antiCarmenMachi y ya nos protegen de todos nuestros insoportables terrores.
PD.- Que dice mi vecino que también quiere un escudo antimoros. Es muy majo, mi vecino.
PD2.- Que por lo visto sí que se sabe cuánto cuesta el escudo antimisiles: 100.000 millones de euros. A pagar entre todos los europeos, claro. No sé cuánto le tocará a España, pero seguro que es más que el coste de un menú del día.