NINGÚN NIÑO SUFRIÓ

Durante la escritura de este post, ningún animal sufrió daños ni maltrato. Salvo la vaca cuyas tripas he devorado en forma de callos deliciosamente especiados a la madrileña. Ay, los callos, esa maravilla gastronómica que compartimos los países de este rincón de Europa. Hay callos en España, pero también son muy devorados en Francia (trippes à la basque, son los más populares), en Portugal (las tripas a moda do Porto, el plato estrella de Oporto, que se come con judías) y en Italia (trippa alla fiorentina, los más parecidos a la versión madrileña del asunto). Disculpen, me he ido por los cerros tripeiros, me he perdido en la flora instestinal de los herbívoros. Yo quería hablar de otras cosas.

La advertencia que encabezaba este post se refiere a Luck, la serie que iba a protagonizar Dustin Hoffman en HBO y que se ha cancelado después de que tres caballos murieran durante el rodaje de uno de los episodios.

Hace falta ser bruto para matar a tres caballos en un rodaje, pero a mí me escama tanto escrúpulo con el maltrato animal en el cine y en la televisión y que no se tengan en cuenta otros maltratos incluso más graves. Además, no me creo nada que los animales no sufran: el recurrente aviso de que ningún animal etcétera, etcétera es una confesión implícita de culpabilidad. Como cuando una novela o una película advierte de que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Y una mierda. Cuando nos dicen eso, ya sabemos que cualquier parecido con la realidad está deliberadamente calculado.

Pero nos curamos en salud. Y los lectores-espectadores aceptamos barco.

Sin embargo, dice mucho de nuestra gazmoñería e hipocresía repugnantes que no hayamos obligado a los realizadores a incluir un aviso en sus producciones que diga: «En el transcurso de este rodaje, ningún niño fue maltratado». Porque no paramos de ver a niños maltratados en series, anuncios y películas. Y nos da igual.

No entiendo qué oscuro y avaricioso mecanismo lleva a unos padres a ofrecer a sus bebés de pocos meses para rodar una escena. Y mucho menos, cuando el guión de la escena estipula que el niño ha de llorar. Porque un bebé o un niño de pocos años no interpreta: su llanto es siempre real. Si vemos sus lágrimas es porque está jodido de verdad. Y a mí no me cabe en la cabeza que nos llevemos las manos a la ídem porque salga un perrillo corriendo en una peli y exijamos todas las garantías de que ese perrillo no ha sido azuzado ni importunado en modo alguno para su actuación ante la cámara, pero nos parezca estupendo que unos padres comercien con el llanto de su retoño.

Llámenme pazguato, pero a mí me escandaliza mucho. Yo les quitaría la custodia, pues es evidente que no respetan lo suficiente a su hijo.

Observen este anuncio, por ejemplo:

¿Ustedes dónde creen que aprendió a interpretar este bebé? ¿En la escuela de Cristina Rota o en el Actor’s Studio? ¿Qué técnicas emplea para dotar de verosimilitud dramática su llanto? ¿Será un actor del método? ¿Cómo lo hace?

No lo piensen más, que se lo digo yo: basta con tener unos padres lo bastante cabrones como para hacerle sufrir en un plató y cobrar por sus lágrimas. Pero no se preocupen, que ningún polluelo de avestruz sufrió durante el rodaje del anuncio. Sólo lo hizo un niño. Y, ¿a quién cojones le importa un niño?

A ustedes, desde luego, no. Y a sus padres, menos.

8 Respuestas a NINGÚN NIÑO SUFRIÓ

  1. ¡Uf, cuando ví el anuncio me dió repelús sin definise!. No sabía si era porqeu la mano acariciante se veía tan artificial (como los movimientos espeluznantes de los bebés danzantes de gallina Blanca!) o porqué otro motivo. Ahora tengo otro argumetno 8y de más peso9 para denostarlo. ¡Cuánta razón tienes!

  2. Bueno, ya sabes a qué se juega en el patio. El motivo no solo es sencillo, sino cansino si recordamos otros casos.

    Savater, ese genio de la filosofía sin descubrir tan venerado por sus acólitos, afirma que los animales no sufren cuando realmente lo hacen, cuando no hace falta pensar demasiado para conocer la verdad del asunto, o sea, que sufren a su manera y mucho con según qué cosas.

    Va todo en la misma línea, y quien quiere cobrar por hacer daño a un animal, ¿por qué no por su hijo aunque sufra? A muchos padres solo les importa que sus hijos no den mal mientras se toman unas cañas en la terraza de un bar y que les garanticen una buena jubilación, a costa de lo que sea. Son unos padres míseros que no merecen sus a sus hijos. Si no aman a sus hijos, ¿para qué coño los tienen?

    Esto ya lo escribí en un artículo hace tiempo, no es nuevo. En fin, tienes toda la razón, y en este caso, muy macabro es que la tengas.

  3. Yo no llevaría a los míos, pero tampoco entro a calificar de crueldad a los que hemos visto. Son felices los padres y para los niños puede resultar un juego, mas cruel es vender la sangre de los mayores o un riñón porque no puedes darles de comer o pagar la vivienda de los tuyos. Nos estamos volviendo demasiado finos, la vida cada día nos demuestra que hay que estar preparado para cosas mucho mas serias y todavía mas en los tiempos que corren.
    ¡Con la que está cayendo!

  4. Esté cayendo la que esté cayendo, siempre hay que hacer aquello que es justo. Y si está cayendo, es porque algún injusto está tocando las narices y nosotros nos las dejamos, en gran medida, tocar.

    Queda claro que mejor es llevar a los niños a una grabación que vender órganos o algo peor, pero no por ello son justificables los malos tragos que se les pueden hacer pasar.

  5. Venga David, no te pongas así, que no llega la sangre al río, por lo menos en este mundo accidental. Piensa en las deportivas que fabrican los niños esclavos en India y otros países, en los niños mineros de África…pero ¿has visto la cara de angelitos que tienen los químicos del anuncio?
    Si te afecta tanto te prevengo, ten mucho cuidado cuando leas “No habrá más enemigo”, aquí pasa de todo y pasa bien. Algunas de las cosas que transmite no te dejan impasible y diariamente…tambien ocurren.
    Saludos cordiales.

  6. Venga, Pepín, no hagas correr la sangre a ríos a los que no pensaba llegar.

    ¿De verdad crees que porque exista una sociedad tan mediocre como la que tenemos se puede hacer la vista gorda a todo lo que suceda? Que saquen a los críos en la tele y les hagan enrabietar un poco no hace tanto daño como la intención que tienen los padres cuando los llevan al rodaje. No prevalece la necesidad, sino la imbecilidad. Ése es el problema.

    Sé perfectamente en qué clase de antro social vivo y por eso mismo escribo lo que escribo. Ya sé lo que hacen con los niños en África y en cualquier lugar que tengan posibilidad de hacerlo. También, desde luego, hacen y harán muchas cosas peores y no por ello hay que relativizar las cosas que no son relativas. Si no se quiere comprender, que no se comprenda. Ese no es mi problema.

    “No habrá más enemigo” me está gustando mucho, demasiado. No sé porqué te escandaliza cuando sabes que es el día a día.
    Un abrazo.

  7. Por lo menos, estamos de acuerdo en que “No abrá más enemigo” es una muy buena novela narrada con maestría.
    Enhorabuena otra vez. Sergio.

  8. ¡Completamente de acuerdo! Es una novela impecable e impresionante.

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