BRUTAL

Entre mis manías como lector se cuenta una que llevo peor: no soporto los pasajes en que se narran sueños. Aunque a veces pueden ser significativos y tener una gran potencia simbólica que agranda y profundiza el relato, por lo general me parecen rellenos confusos y absolutamente prescindibles. He probado a saltarme algunos y siempre compruebo que no me pierdo nada, que la historia funciona a la perfección sin atender a las revelaciones oníricas que el autor se ha esmerado tanto por explicitar. Me pasa lo mismo con ciertos fotógrafos que usan el blanco y negro para dotar a sus obras de una intensidad que no tienen. Contando sueños parece que dices algo, pero sólo engañas a los lectores bisoños. Al resto, nos irritas y nos invitas a leer en diagonal. Y para mí, la lectura en diagonal es la prueba del algodón: sólo la mala literatura la soporta. Un libro bueno no admite otra lectura que no sea la de pasar los ojos de una letra a otra hasta completar todas las que hay impresas sin saltar ni una.

Hago una excepción a mi manía antionírica con su alteza H. P. Lovecraft y con un puñado muy exclusivo de escritores entre los que, desde hoy, tengo que incluir al argentino Carlos Busqued, cuya primera y hasta la fecha única novela, Bajo este sol tremendo, acabo de terminar. En ellos, los sueños no sólo no molestan, sino que apuntalan y dan sentido a la narración.

Bajo este sol tremendo tiene un argumento fácil de condensar en una sinopsis, pero esa sinopsis apenas diría nada de lo que es el libro en realidad. Una novela muy breve, 182 páginas de letra gorda Anagrama style, que tiene la virtud de leerse como un puñetazo en el estómago. Es dura (hard-boiled, que dirían los americanos con mucho más acierto semántico), seca y el ejemplo perfecto de lo que planteaba el otro día: pudiendo narrar, ¿para qué perorar? La clave de la fuerza de este texto es que no opina, no reflexiona, no piensa ni nos insta a pensar: sólo relata las acciones de un grupo de infelices depravados que viven más allá de los límites de lo outsider. Sin juicios de valor, sin moralinas, sin nada que no sea técnica narrativa pura y dura. Acción, descripción, acción. Las cosas pasan sin adjetivos que no sean calificativos. Las metáforas y las imágenes no existen, cada palabra significa lo que significa. Un insecto venenoso es un insecto venenoso. Un perro tuerto es un perro tuerto. Una maqueta de un avión B-36 del ejército americano es una maqueta de un avión B-36 del ejército americano.

Bajo este sol tremendo cuenta, en secuencias alternas, dos historias que se cruzan al principio y al final, atando la estructura del libro circularmente. La narración es lineal, sin analepsis ni prolepsis ni elipsis. Sobria y machacona, con un narrador en tercera persona que adopta el punto de vista de cada personaje (son tres, fundamentalmente) y que asume su abulia sin cuestionarse nada.

Hay secuestros, hay asesinatos brutales, hay pornografía sádica y hay miseria y pereza. Intuyendo mucho, puede decirse que el libro cuenta el proceso de animalización de unos seres que un día fueron humanos y han renunciado a serlo. Hay un solo elemento simbólico en el relato, pero insertado en él: todos los personajes ven mucha televisión, y en la tele sólo hay documentales de animales o bélicos. También hay muchos animales fuera de la tele: elefantes, peces, una especie de salamandra y, sobre todo, muchos insectos. Y el simbolismo consiste en que los personajes miran a los animales tanto en la tele como en la realidad, pero al final no sabemos si son los animales los que les observan a ellos. En realidad, da lo mismo quién observe a quien, porque la brutalidad y la conducta instintiva acaban siendo idénticas en los animales y en los humanos. Y los sueños son fundamentales en esta configuración, pues a través de ellos, los personajes van disociando la realidad o asimilándola como extraña a ellos mismos. Tener pesadillas con los sucesos horripilantes que les pasan, en vez de forzarles a reaccionar, intensifica su parálisis y su anemia emocional. Es como si toda esa brutalidad que provocan o en la que viven inmersos no vaya con ellos. Acaban percibiéndola con la misma indiferencia con la que ven la tele.

Lo bueno de Busqued es que consigue un efecto demoledor con una economía expresiva muy estricta, que le ha tenido que costar un esfuerzo enorme. Está muy pulido este texto, se lo ha tenido que currar muchísimo para dejarlo limpio de basurilla retórica o de moralina. Porque el instinto natural del escritor es escribir más de la cuenta. Es muy difícil presentar a los personajes sin enjuiciarlos o sin llevar de la mano el lector hacia la conclusión que el autor quiere que saque. También es muy difícil contar cosas tremendas sin ser tremendista. Ambos retos los supera muy bien.

Habrá que estar atento a este Carlos Busqued. Este debut es más que brillante, es brutal. Mantener el tipo le va a costar, pero ahora tiene que medirse en distancias más largas y demostrar que lo suyo no es un simple golpe de efecto, que detrás de este talento hay un novelista grande. Es lo malo de empezar prometiendo mucho, que luego tienes que estar a la altura de tu propia obra.

3 respuestas a BRUTAL

  1. Y yo que pensaba que era usted anti-Lovecraft. Qué grata sorpresa que lo venere.

    Muchos besos

  2. Siempre que te leo acabo llegando a la misma conclusión: ¡cuánto tengo que aprender!. Como lectora también. Gracias por esta recomendación.

  3. A veces me siento un completo indocumentado sobre la obra literaria actual. Pues a pesar de leer bastante, creo, apenas conozco a nadie de los interesantes autores que nos comentas. ¡Ya solo por esto me interesan tus observaciones! Es dificil llevar tu ritmo acelerado y he decidido fijarme mucho en ello, para selecionar. Tambien entré en alguna de las obras de autores por tí citados y en comentarios de otras personas, observé que se ponían a caldo, algunas veces con expresiones muy fuertes. Lo que me hace pensar que estamos en UNA SELVA, donde el mas fuerte y poderoso se come al pardillo. Pasa en todos los estamentos, pero en el cultural yo pense que…
    En fin, seguiremos aprendiendo de los actuales, entre los cuales me parece ver que “hay que llamar la atención como sea” por eso observo que lo dulce se a convertido en cursi, lo agresivo en interesante y así,…en mis futuros relatos, cualquier día me estrangulo al bueno de la pelicula, a la “suave y dulce doncella” le descubro una infección contagiosa que deja cientos de enfermos, a medias con un químico que acaba de inventar una fórmula para salvarlos y así hacerse rico, pero la avaricia le hace presentarse a unas elecciones y asi…se olvida de la farmacopea retirando economicamente para siempre a su tercera generación siguiente.
    Perdonar por todo esto. A veces, necesito desahogarme.

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